INFORMACION Y NOTAS

Rosa de los Vientos Arte Popular

Tomó su nombre de un deseo de búsquedas, de salir al encuentro de esa diversidad cultural que caracteriza tanto a nuestro país como a nuestro continente todo. En ese camino, no podemos dejar de recordar los versos inspiradores del poeta santafecino Rubén Vela dedicados a América:

"El viento de la noche, para quien el hombre es un
desconocido; su furiosa soledad sin medidas.
¿Cómo eras, patria de mi patria, antes de llamarte
América?
"


Ese deseo, de conocernos en perspectiva histórica, nos acercó más al Arte Popular. Un arte que se nos presenta como una invitación a conocer al “otro” desde la tradición de cada cultura, y que nos permite luego poder recorrer sus formas más contemporáneas en cada sociedad, o la reinterpretación de la tradición que los pueblos realizan en cada época.

Buscaremos ir aportando en este espacio textos e imágenes que nos acompañen y nos ilustren sobre las tantas expresiones culturales americanas, que conforman esa identidad siempre en construcción en la que podemos reconocernos.

Culto e historia en Santiago Atitlán - Guatemala

(Santiago Atitlán - Guatemala)

Junto al lago Atitlán de Guatemala, se encuentra la población de Santiago Atitlán, municipio de Solalá. Sus pobladores maya tz’utujil, de larga tradición comunitaria y espiritual, practican varias formas sincréticas de culto, entre ellos el de San Simón o Maximón, deidad católico-maya al que se le piden favores de todo tipo, representado en una figura de hombre con sombrero y traje negro, sentado (ver Cofradía Rilaj Maam, que coordina sus actividades con las de la grey católica). La Fiesta patronal se festeja en la Iglesia de Santiago Apóstol, que fuera construida por la Orden Franciscana en 1547 y tal vez la más antigua de América Central, y se dice que sobre un sitio sagrado de los mayas. Durante la Semana Santa, la Cofradía de la Santa Cruz, a cargo del Rilaj Maam, o MaXimón, coordina actividades propias compartiendo espacios y actividades con la comunidad católica. La zona se caracteriza por la fuerte organización comunitaria de sus poblaciones, y a causa de ese espíritu independiente sufrió durante décadas el hostigamiento del Ejército, que abusando de su intervención llegó a producir una masacre de vecinos el 1º de diciembre de 1990, lo que causó la rebelión del pueblo y la expulsión del destacamento militar de la ciudad. En la Iglesia Santiago Apóstol se veneran los muertos en dicha fecha. Los habitantes de Santiago explicaron entonces la retirada del destacamento militar desde la perspectiva del culto a Maximón y desde la cosmovisión maya, de esta manera: “La mayoría de gente tiene una fe increíble en Maximón, pedían por la paz, por la liberación de los desaparecidos … Dios escuchó lo que veníamos desde hace años rezando … Maximón quitó el miedo…” “La caída de Santiago durante la Conquista fue el 18 de abril de 1524, que según el calendario maya fue un día Batz y coincidió con la salida del Ejército. En esa fecha fuimos conquistados y en esa fecha Santiago conquistó. No hemos sido vencidos, sólo estábamos esperando ese momento”.

El Güegüense (Nicaragua).

(Máscaras de América. En Rosa de los Vientos Arte Popular. Septiembre 2015.)

"El Güegüense" es una obra satírica de origen anónimo del folclore de Nicaragua, que cuestiona, a través de equívocos y burlas embozadas, el orden colonial de los españoles. En 2005 la UNESCO lo proclamó "Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad", convirtiendo a Nicaragua en el único país en América Central y uno de seis en América Latina en tener una obras maestra proclamada por la UNESCO. El Güegüense es el personaje principal de esta representación colonial mestiza, con profundo arraigo en las costumbres indígenas precolombinas, y que denota una preocupación sobre situaciones de injusticia que se vivían en la época. El nombre deriva de la palabra náhuatl "huehue", que significa "viejo" o "sabio", Actuada por personajes enmascarados, combina los textos con la música y una danza muy gestual, con saltos al compás de atabales y tamboriles, instrumentos y silbatos. Es considerada una de las expresiones literarias y folclóricas más distintivas de la época colonial en América Latina, y una síntesis de la fusión de las culturas españolas e indígenas. Concebida por un autor anónimo a fines del siglo XVI, fue afirmándose en la tradición oral y se presentaba en el atrio de la Parroquia Central de Masaya, en los festejos de la Virgen de la Asunción, a unos 30 kms. de Managua. Fue plasmada en dos manuscritos -en lenguas náhuatl y español- por el Dr. Juan Eligio de la Rocha (1815-1873) considerado el primer lingüista de Nicaragua. En 1843, Carl Herman Berendt, médico alemán, coleccionista, explorador e investigador de lingüística mesoamericana, recogió estos originales en un texto que fue publicado por primera vez en 1883 y en inglés por el editor Daniel G. Brinton, en Filadelfia, E.E.U.U.- Finalmente en 1942, el Dr. Emilio Álvarez Lejarza, intelectual nicaragüense apasionado por la historiografía centroamericana y el sustrato náhuatl del habla nicaragüense y sus vocablos característicos, y preocupado asimismo por la situación del indio amenazado, publicó la obra en su primera versión al español sobre la base de los manuscritos de Masaya, bajo el título “El Güegüense ó Macho ratón”. Actualmente se representa cada año en la Fiesta Patronal de Diriamba, en las proximidades de Managua, del 17 al 27 de enero durante la fiesta de San Sebastián

BORDADOS y DIBUJOS de VIOLETA PARRA

(Violeta Parra (1917-1967))

Violeta Parra (1917-1967), conocida en América y en todo el mundo como la gran cantora popular chilena, fue hija de Nicanor Parra, que enseñaba música, y de Clarisa Sandoval, una mujer de campo. De ellos y de sus hermanos recibió seguramente esa herencia maravillosa que volcó en toda su obra, y que la llevó a ser reconocida como una de las grandes artistas populares de nuestro continente. Fiel a una tradición y al mismo tiempo atenta a los dolores y alegrías de su pueblo, desde 1952 y apoyada por Nicanor, su hermano y gran poeta, recorrió distintas zonas de su país ocupada en el rescate y la recopilación de temas musicales antiguos. Cantó en cuanto sitio se le abría para difundir su música. Casada con Cereceda, tuvo dos hijos, Isabel y Ángel, que la acompañaron luego en sus trabajos musicales. En un momento de su vida, postrada por una enfermedad, su necesidad de expresión la llevó a crear bordados en arpillera y otras telas rústicas, que ilustran todo tipo de escenas y personajes populares, con un maravilloso sentido de la armonía y el color. De neto corte vanguardista, esos bordados expresaban una total libertad creadora, y en 1964 el Museo del Louvre de París los expuso en una Muestra individual, la primera de una artista iberoamericana. Además de los bordados, produjo una serie de notables dibujos y pinturas sobre tela, madera o cartón. La gran Violeta, además de su maravilloso cancionero, nos dejó en su obra plástica creaciones testimoniales, que al igual que su poesía, nos remiten al alma y al espíritu del pueblo chileno.

“Seres Mitológicos Argentinos”

(Adolfo Colombres)

Como bien dice Ticio Ecobar, “es desde los propios recursos de la representación que mejor se expone la verdad de lo representado”. Los mitos muestran más mediante lo que encubren que a través de lo que declaran. Su mecanismo consiste en recortar un fragmento de vida y dotarlo de una alta significación, a fin de inscribirlo en la esfera de lo ejemplar, o sea, de lo venerable y durable. Es decir, ciertos hechos son sustraídos de la banalidad, convertidos en imágenes y fijados en el espacio de la intensidad y la luz, como un modelo para emular o para resolver una contradicción. Bajo este aspecto, se podría decir que el mito, más que un fruto del deseo y los sueños, es hijo del horror al vacío y al sentimiento de intrascendencia y fugacidad que rodea a todo lo humano. Al recurrir a él, la existencia deja el orden cotidiano y se remonta a lo sagrado, al espacio y el tiempo de los orígenes, para poder descubrir los secretos de las cosas y controlar sus explosiones, y también para recuperar su sustancia cuando éstas se han fugado. Por tratarse de la zona más luminosa y saturada de ser de una cultura, se puede afirmar que no sólo expresa una verdad, sino que constituye la fuente o fundamento de toda verdad. (Extracto sobre el mito del libro “Seres Mitológicos Argentinos)

Americanización de la Cultura

(Fragmento) Rodolfo Kusch. Obras completas.
FUNDACIÓN ROSS EDITORIAL
Rosario, Argentina. Edición 2007.

Günter Rodolfo Kusch, filósofo y escritor argentino. Buenos Aires (1922 - 1979). Fue uno de los pensadores más lúcidos y vehementes para explicar la relación entre la cultura y el arraigo, entre la cultura y el suelo en el que se desarrolla. Trabajó en la Universidad de Buenos Aires para luego marchar a vivir a la quebrada de Humahuaca en donde continuó su obra. Todos tenemos conciencia de que en América se están transformando la sociedad, la política, el hombre. Pero la transformación cultural no se ha de entender como una nueva instalación de auditorios, bibliotecas o teatros. Esto es simple labor de funcionarios públicos.
La transformación cultural es más honda. Ante todo, queramos o no, la cultura tiene que americanizarse. Pero esto no se entiende totalmente si se concibe la cultura como algo exterior. Siempre existe una derecha cultural que tiene perfectamente organizada la opinión literaria y artística y que busca serios antecedentes especialmente occidentales para llenar su honda falta de decisión cultural, y también existe una izquierda que cree que, a través de un análisis esquemático y elemental habrá de saber qué pasa con la cultura. Ambos son los principales obstáculos de una americanización de la cultura.
Pero veamos ante todo qué es esto de la americanización. Se suele sostener un americanismo emblemático, lírico y muchas veces delirante motivado sobre todo en el resentimiento natural que tenemos los sudamericanos contra los que no nos dejan crecer.
Pero es natural que lo americano no brotará del resentimiento, sino de la verdad que sepamos asumir. ¿Les cabe entonces a los países más americanos como Paraguay, Bolivia, Perú la misión de salir al encuentro de reencontrar definitivamente la propia voz?
Sin embargo aún en estos países existen pesados prejuicios que impiden ver en qué consiste América. No se remedia el encuentro con lo americano preguntando al indígena cómo es América, ni tampoco repitiendo un inveterado folklorismo como se suele hacer. Hacer esto no es más que ponerse una propia máscara, y elaborar una cultura por el lado de afuera, sin comprometerse con la miseria que yace en el fondo de América.

He aquí la paradoja. Una cultura americana no ha de consistir en ver alguna vez un cuadro y decir que ese cuadro es americano. Lo americano no es una cosa. Es simplemente la consecuencia de una profunda decisión por lo americano entendido como un aquí y ahora y, por ende, como un enfrentamiento absoluto consigo mismo. La cultura americana es ante todo un modo: el modo de sacrificarse por América.
¿Y qué saldrá del intento? No lo sabemos. Es absolutamente imprevisible. Y es esta misma decisión un poco hacia el absurdo la que impide que haya hombres que la asuman. Se nos dice qué deberíamos hacer para ganar dinero, pero nadie nos da, ni puede darnos, garantías de que pasaría si nos decidiéramos por América.
Pertenecemos a una cultura importada que se ha hecho fuerte por la violencia, porque ha hecho la revolución industrial del siglo pasado, y que nos lleva, por eso sólo, a creer que todos los problemas se van a resolver sobre esa base exterior de inventar nuevos objetos, o de mover a los hombres como si lo fueran. Nosotros no sabemos nada de nosotros mismos. No nos dijeron nunca qué somos como entes culturales. No sabemos siquiera en qué consiste la cultura.
He ahí nuestra tragedia. Pero es precisamente ahí desde donde debemos arrancar para crear una cultura americana.
Decimos en estos casos: “No sé cómo hacerlo”. Es que esto no se enseña. Europa surgió de una voluntad cultural salvaje sostenida por bárbaros analfabetos, precisamente cuando los medios económicos eran desastrosos. Jung dice que los alemanes son salvajes recién incorporados a la civilización. ¿Cuándo asumiremos nuestro propio salvajismo? La actividad cultural es la única que no deriva en cosas, sino en creaciones. Y cómo punto de partida, recordemos que detrás de cada cultura está siempre el suelo. No se trata del suelo puesto así como la calle Potosí en Oruro o la Av. Corrientes en Buenos Aires, o la pampa, o el altiplano, sino que se trata de un lastre en el sentido de tener los pies en el suelo, a modo de un punto de apoyo espiritual, pero que nunca logra fotografiarse, porque nunca se lo ve.
Ese suelo así enunciado, que no es ni cosa, ni se toca, pero que pesa, es la única respuesta cuando uno se pregunta por la cultura. Él simboliza el margen de arraigo que toda cultura debe tener. Es por eso que uno pertenece a una cultura y recurre a ella en los momentos críticos para arraigarse y sentir que está con una parte de su ser prendido al suelo.

Uno piensa entonces qué sentido tiene toda esa pretendida universalidad enunciada por los que no entienden el problema. No hay otra universalidad que esta condición de estar caído en el suelo, aunque se trate del altiplano o de la selva. De ahí el arraigo, y más que eso, la necesidad de ese arraigo, porque si no, no tiene sentido la vida. Es la gran paradoja de la cultura. Realmente no deberíamos entender las transformaciones, sino en ese único sentido que brinda la cultura, como algo que apunta nada más que a mi vida aquí y ahora. De lo dicho cabe hacer un resumen. La cultura significa lo mismo que cultivo. Pero no sabemos qué cultivar. No sabemos dónde está la semilla. Será preciso correr al que la está pisando. Pero pensemos también que esa semilla está en nosotros. Es lo que me quiso decir aquel brujo de Tiahuanaco: Ucamau mundajja, “el mundo es así”. La semilla está de este lado del mundo. Realmente un brujo indígena sabe de estas cosas mucho más que nosotros. Nosotros sólo sabemos alfabetizar. Es un papel muy pobre. Tendríamos que decidirnos por el brujo indígena. Hagámoslo por América.

Fin de cita

Arte culto y arte popular.
Entre el encerramiento y el universalismo.

Adolfo Colombres. Capítulo del Libro:
Sobre la Cultura y el Arte Popular
Ediciones del Sol. Serie Antropológica. Junio 1987.

Adolfo Colombres (Tucumán, Argentina) es abogado, ensayista y novelista. Realizó estudios de filosofía, antropología y letras. Recibió el premio Konex de Letras 1994 y el Premio Ricardo Rojas de narrativa 1996, entre otros, y participó como guionista en la producción de varios films sobre sus novelas. Ha vivido en Ecuador y México, y realizó numerosos viajes como conferencista o investigador por América, Europa, África y Asia. Es un pensador reconocido en todo Latinoamérica por su interés en los procesos civilizatorios, la cultura popular y las culturas indígenas en el continente. Algunas de sus obras importantes sobre esta temática:
Sobre la Cultura y el Arte Popular, 1987
Celebración del lenguaje, 1997
La emergencia civilizatoria de nuestra América, 2001
Seres mitológicos argentinos, 2001. La sistemática negación de la diversidad fue entre nosotros causa de muchos infortunios. Las clases dirigentes, como se dijo, s mostraron incapaces de reconocer el pluralismo que evidencia la realidad social, hasta el punto de que aún hoy la exclusión prima sobre el concierto. Se dimensiona a las culturas metropolitanas, tildadas de “universales”, para negar y hundir en el silencio a otras que también forman parte de de esa universalidad, y que además tienen la virtud de ser nuestro único aporte real y específico al patrimonio cultural de la humanidad. Se olvida que la cultura de un pueblo es esa herencia histórica de fines, medios y experiencias en relación a los cuales, y no contra los cuales, se ha de programar el futuro. La cultura ilustrada, cebada en un falso universalismo, desconoce tal acervo en nombre de un modelo que considera más elevado, sin pensar que ya viene creado desde afuera, que es algo acabado que se importa para consumir o remedar. Pero ¿qué cultura es ésa que prescinde del acto creador o lo subordina a otras búsquedas? Sin en su medio la cultura ilustrada es realmente una cultura, en el país colonizado que la adopta para negar a su propia cultura deviene una subcultura, por no corresponder a la historia del mismo. Hay por eso especialistas que hablan de “subcultura ilustrada”, pero nadie se refiere a una “subcultura popular” que, de existir, sería en todo caso la cultura de masas y no la cultura popular. La subcultura ilustrada nada aporta en definitiva a la historia de las culturas colonizadas. Su intención profunda es distinguir, no comunicar; identifica a un grupo minoritario que se aferra a un modelo “exquisito” para justificar su poder, convirtiéndolo en un código exclusivo, inaccesible a las mayorías, pues el “odi profanum vulgus” es su regla de oro, así como la creencia de que los mejores bienes culturales deben serles reservados. La burguesía dependiente cambia así las claves del arte para convertirlo en ideología de la dominación, y es esa resemantización negativa, reaccionaria, lo que torna en subcultura a valores espirituales válidos en su contexto original. Su estrecha relación con elpoder hace de la subcultura ilustrada la típica cultura oficial de los países colonizados, que adoptan los peejuicios metropolitanos de superioridad. Lo diferente es inferior. En consecuencia, el arte popular no es arte sino artesanía, y no puede invadir el sacro espacio que a él se le reconoce. En 1977, Fernando Szyszlo RENUNCIÓ A LA Comisión Nacional de Cultura del Perú porque se había enviado a la Bienal de San Pablo, en representación el país, una muestra de arte popular. El año anterior se había escindido la Asociación de Artistas Plásticos por haberse entregado el premio nacional de artes plásticas a un retablo de Joaquín López Antay, anota Galeano*. Es que abundan en América las obras de arte popular que por su calidad merecen figurar en la primera línea, como las tablas de los huicholes y las pinturas nahuas sobre amate en México, los tapices cuna en Panamá, la cerámica de Tobatí en Paraguay y, también en este país y en el terreno literario , los poemas de los aché. Pero no sólo el arte popular sufre una devalorización. Con el mismo criterio se llaman supersticiones a las creencias del pueblo, fetichismo a su religión, brujería a su ciencia. Se palpa en esto la miseria de una “cultura” que se usa para oprimir y rehúsa el desafío de la creación genuina, el acto humano por excelencia.
El arte popular, aunque negado y desvalorizado, sobrevive en condiciones difíciles, para sorprendernos a menudo con creaciones que nos parecen milagrosas, pues no puede abundar la calidad estética cuando la misma vida carece de calidad, por estar sumida en los pantanos de la explotación y la miseria. Las fuentes de este arte son diversas, pero todas confluyen en el espacio de esa suma de que hablamos, alimento de la auténtica cultura nacional en sentido estricto, que no seria otra que la que se edifica sobre la síntesis de lo popular. En base a este criterio podemos afirmar, por ejemplo, que Yo, el Supremo de Roa Bastos, es la mejor expresión literaria de la cultura nacional paraguaya, y a la vez -justamente por eso, y no a pesar de- una obra de dimensión universal, como se la ha reconocido ya. Claro que este arte nacional, que dinamiza la dialéctica de la identidad hacia una síntesis y promueve una comprensión más crítica y totalizante de lo real, no suele tener una gran difusión popular, por las mismas condiciones de la dependencia colonial. La opresión del sistema se ocupa de mantener en un circuito restringido de productores y consumidores de cultura esas obras que un día, quizás, llegarán a las chozas más apartadas, pues todos estarán en condiciones no sólo de adquirirlas, sino también de apreciarlas.
Desmontado ya el triste minué del colonizado -empeño en demostrar su humanidad recurriendo a los métodos del mono- en lo que hace al arte, no se puede soslayar la existencia, frente a este trinomio de cultura universal/ cultura nacional / cultura popular, del problema -mal presentado como dilema- entre universalismo y encerramiento localista, que merece por cierto algunas consideraciones. Siempre me gusta citar una frase de Fanon que nos advierte que la humanidad espera algo más que esa imitación caricaturesca y por lo general obscena. Ya vimos que el universalismo no puede consistir en remedar otro modelo, por más prestigiado que el mismo esté. El arte debe rehusar el panfleto, pero no su propia historia. Verdad estética e historia están profundamente relacionadas, afirma Adorno.**. ** Theodor W.Adorno. Teoría estética, Barcelona. Ediciones Orbis S.A., 1984, p.61. Si pretende situarse fuera de su herencia concreta no alcanzará seguramente la dimensión de tal. Y decir historia es decir continuidad en el tiempo, nombrar una serie de hechos significantes -no por fuerza coherentes como un sistema- que conforman un proceso. Pero tampoco hará una gran obra de arte quien se deje aprisionar por esa tradición, sometiéndose a sus mecanismos ciegos. Ticio Escobar señala en dicho sentido que el autorrepliegue y el enclaustramiento son tan negativos como el remedo mimético originado en la sumisión cultural, y que el desarrollo de formas propias (obligación histórica) debe necesariamente implicar la confrontación crítica con la práctica cultural universal***. El sano universalismo no consistirá entonces en la imitación, sino a lo sumo en la apropiación selectiva de algunos elementos que permitan un mejor desarrollo de las propias posibilidades. Es decir, en el préstamo cultural en el mejor sentido, que implica, amén de la adopción selectiva, la adaptación, que modifica creativamente la forma, el contenido y la función de dichos elementos, legitimándolos así por la resemantización y refuncionalización.

*Cfr. Eduardo Galeano “Literatura y Cultura Popular en América Latina: diez errores o mentiras frecuentes”, en La Cultura Popular. Compilación y prólogo de Adolfo Colombres, Mexico, Premia Editora, 1982;pp.96-97. ** Theodor W.Adorno. Teoría estética, Barcelona. Ediciones Orbis S.A., 1984, p.61 ***Cfr. Ticio Escobar, “Una interpretación de las Artes Visuales en el Paraguay”, Asunción, Centro Cultural Paraguayo Americano,1984; Tomo II, p.177.

Fin de cita

Virginia Yegros

En Tobatí, Paraguay

Una de las ceramistas más reconocidas de su país. Sus obras se encuentran en museos nacionales y del exterior, y las figuras voluminosas y con un aire ingenuo de su creación se cuentan entre las mejores expresiones de arte popular paraguayo.

Los selk’nam

Fotos de archivo, Martín Gusinde y otros.
Tierra del Fuego, Argentina.

También conocidos como onas, son un pueblo originario de la isla grande de Tierra del Fuego, de los pobladores más australes del planeta, emparentados con los aönikenk (tehuelches del sur), habitantes de la Patagonia continental.

Perfectamente adaptados a la geografía y al clima, desarrollaron durante miles de años una cultura basada en la caza, y un complejo orden social, organizado en linajes. Uno de sus aspectos culturales más destacados lo constituye la ceremonia de iniciación masculina del Hain, que pudo registrar en fotografías el sacerdote austríaco Martín Gusinde alrededor de 1920.

En los años 60, también la antropóloga franco-estadounidense Anne Chapman realizó valiosos estudios sobre la historia selk’nam, que incluyen los testimonios de Lola Kiepja, llamada por algunos la última selk’nam.
Este pueblo no pudo resistir, como tampoco sus vecinos alakalufes y yamanas, la invasión de sus territorios por los blancos que a partir de inicios del siglo XX instalaron las grandes estancias ganaderas, siendo desalojados y perseguidos hasta el aniquilamiento, en lo que constituyó un verdadero genocidio.

Los patios

La vigencia de las danzas tradicionales en Argentina.

Estas fotos nos remiten a las muchas peñas que se realizan en el interior de nuestro país, y en muchos barrios y clubes urbanos. La danza folklórica es una forma de encuentro y de diversión que une a las generaciones, y que va de la mano de la música instrumental o la canción.

El Gauchito Gil

(Antonio Gil Núñez)

Peón rural, nació en Corrientes en un pueblo cercano a Mercedes (Pay Ubre) en 1840, y luego de una vida azarosa murió asesinado en 1878. Peleó en la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay y en peleas intestinas de la provincia de Corrientes. Se le atribuyen numerosos milagros, por lo que se lo venera en un santuario a 8 kms. de Mercedes, Corrientes, Argentina.

Cientos de miles de peregrinos lo visitan cada año con vestimentas y banderas rojas, el color del Gauchito, color que se repite en miles de santuarios a lo largo y ancho del país.

Muñecas de palma y chala teñida

Termas de Río Hondo, Santiago del Estero. Argentina

Estas muñecas cuya hechura proviene de viejas tradiciones europeas y criollas del tejido en fibra (palma y chala de maíz con tinturas de clores vivos), son producidas en la actualidad por muchas familias de Termas de Río Hondo y la zona, en la provincia de Santiago del Estero, Argentina.
Se representan principalmente figuras femeninas que llevan en sus manos fuentes de empanadas o panes, y ramos de flores. Sus alturas varían entre 10 y 30cm. aproximadamente.

El Museo del Barro

Paraguay

El Centro de Artes Visuales/Museo del Barro constituye una importante experiencia, que ha logrado presentar en un mismo espacio de Museo, y dialogando en un pie de igualdad, a las Artes Indígenas, el Arte Popular y el Arte que podríamos llamar “culto” o académico del Paraguay.
Inició sus actividades en 1972 con una intención de rescate de la cerámica popular del país, y luego fue ampliándose integrando las otras expresiones del arte paraguayo. Contiene una vastísima colección de cerámica popular, arte plumario indígena, tallas de madera y arte religoso, con obras de artistas anónimos y reconocidos maestros del Paraguay. También una muestra permanente y muestras temporarias de arte contemporáneo de artistas plásticos de Latinoamérica.

Leda Valladares

(1919-2012)

Artista y musicóloga, nacida en Tucumán, gran recopiladora y difusora de la música popular argentina que abogó por el estudio profundo y el respeto a la música popular de las regiones del país. Sus registros y relevamientos en las distintas provincias han constituído un valiosísimo aporte a la recuperación de la memoria de nuestro folkore, y como inspiración para músicos e intérpretes contemporáneos como León Gieco, Raúl Carnota, Liliana Herrero, Gustavo Santaolalla, Suna Rocha y tantos otros, que han sabido abrevar en la rica herencia de la música nacional, tanto de origen indígena como criollo.

...“No soy una investigadora que canta, sino una cantora que investiga”...
L.V.

Fragmento de la entrevista de Blanca Rébori a Leda Valladares para Secretaría de Cultura de la Nación, en Retratos Sonoros, colección de registros realizados por la periodista en su programa radial Raíces en la década del 90: ..."Como hay mucho racismo en América, y bueno, la palabra indio ha estado siempre mal usada para el desprecio y para cosas bastante horrorosas, ¿no?, entonces yo vi que había para mí un llamado. La filosofía está muy bien guardada por los europeos, y este canto está totalmente desamparado por los suramericanos, yo tengo que ponerme entera en ésto y hacer todo lo que pueda, ya veré cómo. Y me las fui arreglando"...

..."Con mi modesto grabadorcito a cuestas fui recogiendo el folclore desde Ecuador hasta Santiago del Estero. Y así, con mucha paciencia, fui reconstruyendo el mapa musical del país, y arrancando esos cantos de callejones, ranchos, valles, quebradas o corrales"...